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sábado, 5 de abril de 2014

Germinados


 Uno de los alimentos más ricos a nivel nutritivo que existen en este mundo son los germinados y el mejor periodo del año para comerlos es la primavera. En este período del año todas las energías "durmientes" de la Naturaleza se están despertando, incluidas las semillas, por eso, comer germinados en primavera nos ayuda a conectarnos con los ciclos vitales de la sabia Madre Natura. En mi cocina  los uso muy a menudo.

En el proceso de germinación de una semilla tienen lugar cambios a varios niveles. A nivel físico, por ejemplo, cuando una semilla germina (grano, legumbre, etc...), deja de ser una semilla para convertirse en una pequeña planta. Hay muchos casos de personas que tienen dificultad a la hora de digerir legumbres y a menudo ha servido de gran ayuda comer la misma legumbre germinada.
A nivel químico, cuando una semilla germina, ésta produce (entre otras muchas cosas), una gran cantidad de enzimas, que van a ser muy útiles para la asimilación de dicho alimento durante la digestión, por esta razón los germinados de legumbres, por ejemplo, en general son más fáciles de digerir que la legumbre en sí.
A nivel energético se puede decir que los germinados están llenos de energía vital, siendo uno de los pocos alimentos que comemos "vivos", por lo que comidos crudos, proporcionan dicha energía al organismo.

Se pueden encontrar germinados en varias herboristerías y supermercados, pero su obtención de manera casera es tan sencilla, que merece la pena hacerlos en casa. Además, de este modo, obtendrás un germinado de km. 0 ... y una vez aprendido, créeme...no podrás dejar de hacerlos!!!








Para empezar os recomiendo hacerlo con algunas de las semillas/ legumbres más faciles de germinar:
La semilla de girasol, la lenteja pardina y la judía mungo. El proceso es muy similar en todas las semillas y una vez experimentado el proceso con estas tres "facilonas" se puede probar con otros tipos.
Asegurate de que las semillas que vas a germinar proceden de agricultura ecológica, especialmente el girasol y la soja, ésto es muy importante por varias razones. A veces he germinado soja o garbanzos no biológicos y obtuve resultados poco satisfactorios. En uno de los casos no me germinaron ni la mitad y en el otro, el germinado tenía un sabor amargo.

Qué necesitamos:

-La semilla/legumbre.
-Un bote de cristal.
-Agua.
-Un colador.

Primer paso:

Pon las semillas en remojo en el bote de cristal con bastante cantidad de agua durante 8 horas. Es una buena idea ponerlas por la noche antes de ir a dormir.








Segundo paso:

Después de 8 horas,  notarás que ha aumentado el volumen de las semillas, ésto es porque se han hinchado al absober el agua. Lávalas debajo del grifo, cuélas y vuelve a ponerlas en el bote de cristal. Esta vez sin agua, La humedad que hay ya es suficiente. El bote no tiene que estar cerrado a rosca porque es bueno que haya un poco de circulación de aire, pero es recomendable cubrir la boca del mismo, para prevenir la entrada de algún insecto, por ejemplo. Se puede cubrir con una malla, un plato o la misma tapa sin enroscar.








Tercer paso:

Deja el bote en algún lugar en casa, fuera de la nevera y fuera del contacto de los rayos directos de sol. Lava los germinados una vez al día (depende del calor, cuando hace mucho calor, el proceso de fermentación es más rápido y conviene lavarlos más a menudo). Después de dos o tres días, cuando tus germinados han alcanzado la medida que más te guste, podrás guardarlos en la nevera y así "parar" el proceso de crecimiento.




                                            Germinados de lenteja pardina en su segundo dia:







                                            Germinados de judía Mungo en su segundo día:







                                           Germinado de semillas de girasol en su segundo día:




 Los germinados de lenteja y judía mungo aguantan bien en la nevera por varios días, sin embargo los de girasol deben ser consumidos lo antes posible pues tienden a oxidarse muy rápidamente.

Para saber más a cerca de germinados y de recetas con germinados visita esta página.

Manu.

viernes, 29 de marzo de 2013

Ghee: Meditación en la cocina.





-Dorada, fresca y cálida al mismo tiempo...así es el Ghee.-



El Ghee es mantequilla purificada a través del calor. Según la Ayurveda, la medicina holística de la India, es terapéutico y se puede usar tanto interior como exteriormente para crear armonía en el organismo. Entre sus usos destacan el alimentario, siendo usado en muchísimas recetas de la cocina Hindú y el medicinal, usándose sobre la piel para masajes, etc. El Ghee está también considerado sagrado, siendo un elemento importante en casi todos los rituales de la cultura Hinduista. Sus orígenes se remontan a tiempos remotos de la historia de la humanidad y ya se cita en algunos textos Védicos considerándolo una sustancia pura.






Aunque es un derivado de la leche, personas con intolerancia a los lácteos pueden tomarlo pues al estar purificado, no contiene lactosa. A través del calor, toda la proteína de la leche se separa y se viene a crear un “oro líquido” con múltiples propiedades. Lo podemos utilizar en la cocina usándolo como aceite para freír, pues soporta muy bien altas temperaturas sin llegar a volverse tóxico, como es el caso de muchos aceites. Es ideal en recetas de cocina de la India e incluso muy bueno y saludable en los desayunos con una rebanada de pan casero en substitución de la mantequilla.
El proceso para hacer el Ghee es como una meditación. Hay que estar presente y con la atención concentrada en lo que estamos haciendo…!ahí con los seis sentidos!




-La luz dorada de este amanecer me recuerda al color del Ghee.-


El primer paso es encontrar una mantequilla de buena calidad y sin sal, a ser posible BIOLOGICA. Una vez en la cocina, prepara una olla de metal, una cuchara de madera, una espumadera o cucharón, un plato, un paño para filtrar y un bote de cristal. Prepárate para elaborar el Ghee quizás encendiendo una vela, creando un ambiente armonioso y un momento de relax…puedes improvisar un pequeño “altar” en tu cocina. Personalmente me gusta considerar la cocina y el acto de cocinar algo sagrado, por eso en nuestra cocina hemos creado un pequeño altar para un Buda gordito, comilón y feliz. 










Iniciamos:

...Ommmmmm...






Empezamos calentando la mantequilla a fuego lento en la olla de metal…muy despacio se va a ir fundiendo, con atención removeremos para que no se pegue y veremos que aparecerá una espuma en la superficie. Poco a poco, con la espumadera o el cucharón vamos a ir retirando esa espuma en el plato. Son los sólidos de la leche, la lactosa…la proteína. La vamos a ir eliminando, poco a poco…con atención…presentes.







Cuando empiece a hervir seguirá saliendo espuma y nosotros la iremos retirando en el plato de desecho…esta es la parte que no queremos conservar…la parte “impura” de la mantequilla. Continuaremos este proceso por , más o menos, media hora desde que empezó a hervir y habremos retirado todas las partes sólidas…ahí ya podemos ver el resultado, el oro líquido…Este es un acto alquímico.  











…Seguimos retirando espumita… 



…hasta que quede algo así…









Después lo colaremos con el trapo para colar y lo pondremos en un tarro de cristal…con cuidado, está muy caliente…








Y ahí tenemos nuestro Ghee.
¡Disfrutad!










-Lo que veis a continuación son los residuos sólidos de la leche que quedan en el fondo de la olla.-



-...Y aquí vemos al pequeño Krishna deleitando los sentidos con el Ghee.-





domingo, 10 de marzo de 2013

Humus crudivegano con comino y cilantro.



La receta que voy a describir a continuación, es una receta crudivegana, es decir, todo crudo y sin productos de origen animal. El crudismo es la práctica de consumir exclusivamente alimentos sin cocinar (o en un porcentaje bastante elevado en la dieta). Por lo general este tipo de dieta es vegana, es decir que no se usan productos de origen animal (lácteos, huevos, etc.), salvo excepciones, como algunos crudívor@s que conocí, que usan miel o polen de abeja.
Lo ideal, según los “principios crudiveganos”, es que los ingredientes que se han de usar para una receta, sean de agricultura biológica, ya que vamos a consumir el alimento tal y como nos lo ofrece la Natura y queremos evitar productos químicos u organismos genéticamente modificados (OGM). Según los defensores de ésta dieta, al consumir alimentos crudos estamos aportando al cuerpo una gran cantidad de enzimas,  vitaminas y otros nutrientes que, de otro modo, serían en parte destruidos con la cocción.
Las enzimas son moléculas de naturaleza proteica que se encuentran en abundancia en los alimentos crudos y forman una parte importante en la dieta crudívora. Los frutos y vegetales crudos son ricos en enzimas que ayudan a la digestión y asimilación de dichos alimentos, por lo que generalmente no se cocina o se prepara una receta a una temperatura mayor de 40-49 grados centígrados. De éste modo el cuerpo no pierde energía produciendo enzimas para la digestión, ya que éstas las consumimos directamente con el alimento en sí.
Personalmente respeto esta dieta, me parece muy interesante y creativa la cocina crudivegana, me encantan los postres, aunque en algunos aspectos me resulta un poco restrictiva. Me gusta ponerla en práctica por algunos períodos del año, como cuando quiero limpiar el organismo en otoño preparando mi cuerpo para entrar en un ayuno. Me gusta comer algo crudo cada día y adoro los germinados, pero soy muy feliz de incluir en mi dieta  alimentos cocinados y calentitos que me nutren y que amorosamente aportan calorcito a mi estómago.
Los germinados* son importantísimos en la dieta crudívora ya que son uno de los pocos alimentos que comemos cuando aún están vivos aportando al organismo energía vital y tantos nutrientes. Son fáciles de preparar en casa, se pueden hacer de muchos tipos y van genial con las ensaladas. El final del invierno y la primavera son períodos óptimos para consumir germinados, pues éste es el momento en el que todo germina en la Naturaleza.
Para la receta de hoy utilizaremos... ¡garbanzos germinados!
El Humus es una receta originaria de Oriente Medio hecha a base de garbanzos    , zumo de limón, sésamo, etc. Es un paté muy nutritivo y fue una de las primeras recetas que incluí en mi dieta cuando dejé de comer carne. Hoy sigue siendo una de mis recetas preferidas y la que vamos a tratar aquí está hecha a base de germinados de garbanzo. Esta receta la aprendí cuando vivía en Dublín, es excelente para ponerla con ensaladas o crudités y aunque es diferente de la versión original (en la que los garbanzos están cocinados) , merece la pena probarla. 
Ahí van los ingredientes:

-400 gr. de garbanzos germinados.
-60 gr. de agua fría.
-100 gr. de tahini.
-70 gr. de aceite de oliva virgen extra.
-2,5 cucharadas de salsa de soja.
-Un diente de ajo.
-3/4 de una cucharadita de comino en polvo.
-Un buen manojo de cilantro fresco.
-El zumo de un limón grande.
-Una pizca de sal.
-Una pizca de pimienta negra.

Primer paso: Cómo germinar los garbanzos.

Germinar los garbanzos es muy fácil. Lo más importante es que éstos sean biológicos, pues así estamos seguros que germinarán, además evitaremos sorpresas desagradables como sabor amargo en la receta final.
Pon los garbanzos (unos 200 gr.) en remojo por una noche y por la mañana, escúrrelos y mételos en un contenedor fuera del frigorífico, en algún lugar de la cocina protegido de la luz solar directa. Un tarro de cristal sin tapar es perfecto. Lávalos al menos una vez al día (en verano al menos dos veces) y vuelve a ponerlos en el tarro una vez escurridos. En unos dos o tres días ya están listos para usar. Son como bebés...si sientes el impulso de mimarlos hazlo con  alguna palabra cariñosa!!




Una vez listos, une todos los ingredientes y tritura hasta formar un paté suave...disfruta de esta receta para "dipear" con unas verduritas crudas cortadas a tiras o pon una porción generosa encima de tus ensaladas preferidas.




 Disfrutad amig@s!!!!



*Para saber más acerca de germinados podéis visitar ésta   página.

jueves, 7 de marzo de 2013

Versionando la Chucrut.




¡Me encanta la Chucrut!; es un alimento súper nutritivo que acompaña muy bien a otros platos y además regenera la flora intestinal por lo que aumenta nuestras defensas de forma natural. La Chucrut es un plato muy versátil y la receta puede versionarse hasta el infinito y más allá…
La primera vez que hice la Chucrut seguí la receta que aparece en Nutribiota, os recomiendo que leáis éste artículo antes de poneos manos a la obra pues ahí tenéis todo lo que necesitáis saber:




Desde la segunda vez ya empecé experimentar y a versionar cambiando los ingredientes:


-1/2 kg. de berza.
-15 gr. de sal marina.

-20 gr. de remolacha.

-1 manzana verde.

-Bayas de enebro.

-Semillas de comino.

-Semillas de alcaravea.

La foto que veis a continuación es de cuando terminé mi segunda Chucrut. 




Ahí está, recién hecha y lista para fermentar...os preguntaréis porqué ese color rosa en el líquido que la cubre...pues bien,  ese color se lo dio la remolacha que la sustituí en lugar de la zanahoria y cuando estaba lista era deliciosa y además adquirió un color precioso!
Aquí podéis ver de qué os hablo:




Bonita, ¿verdad?...además cambié la col por la berza y la verdad es que funcionó bastante bien.

La última versión que he hecho de la Chucrut  es muy colorida también, pues usé col lombarda en gran cantidad y cuando estaba lista para fermentar ¡parecía un objeto de decoración psicodélico!

Aquí la podéis ver:





Estos son los ingredientes que usé:


- 800 gr. de col lombarda.

-200gr. de col blanca.
-25 gr. de sal marina.

-50 gr. de zanahoria.

-2 manzanas verdes..

-Semillas de comino.

-Semillas de alcaravea.

-Semillas de  "malezas del obispo". Se encuentran en tiendas de comida Hindú como Ajwain seeds.

El resultado final fue buenísimo tanto de sabor como de color...
Aquí lo podréis ver acompañando una deliciosa ensalada de quinoa, aguacates, zanahoria y rúcula ...

Una bendición para cuerpo y alma!!






Os animo a experimentar y encontrar vuestra versión preferida de Chucrut.

¡¡Hasta pronto!!

Manu.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Lassi con Aloe vera.



El Lassi es una bebida a base de agua, yogur y especias, la receta es originaria de la India, aunque se encuentran recetas muy similares y con diferentes nombres en otras partes de Oriente. Según la ciencia del Ayurveda (medicina holística de la India) tiene propiedades digestivas, refrescantes y además equilibra los tres Doshas*.
 El Lassi es una bebida deliciosa perfecta para tomar entre comidas y muy agradecida por el cuerpo cuando aprieta el calor, además promueve la regeneración de la flora intestinal. Principalmente hay dos tipos: dulce o salado y los dos son deliciosos y son muy fáciles de preparar.
Experimentar en la cocina es algo que hago a muy menudo y en las últimas semanas he investigado diferentes versiones del Lassi. He probado a usar Aloe vera y ha dado tan buenos resultados que he decidido subir la receta aquí para poder compartir con ustedes.
Como ya sabréis, el Aloe vera** es una planta con muchísimas propiedades entre las que destacan las de depurativo, regenerador celular, anticancerígeno, etc… Combinado con el Lassi es un néctar para el organismo y además exquisito.
 A veces y sobre todo para los principiantes con el Aloe, resulta desagradable la sensación de “tragar el moco” cuando se toma el gel de la planta en su estado natural, pues bien, en esta receta, los ingredientes combinan tan bien que no notarás nada raro…simplemente te va a encantar!




Aquí tenéis una imagen de un ejemplar sano de Aloe vera. Notad que las inflorescencias son AMARILLAS.






Ahí va la receta:

Los utensilios que vamos a necesitar son:

-Un cuchillo.
-Una batidora (preferiblemente para zumos).

Los ingredientes:

Siéntete libre de experimentar y sé creativo...encuentra tu versión preferida de lassi. Hay especias que yo no he incluido en la receta por mantenerla simple, pero que podrías usar para adaptar el resultado a tu paladar. Por ejemplo una pizca de semillas de cilantro molidas o de cardamomo puede hacer una gran diferencia.


Para el Lassi dulce:

-Un pedacito de hoja fresca de Aloe vera.
-Medio vaso de yogur natural no azucarado y a ser posible biológico y hecho en casa. Para vegan@s se puede usar yogur de soja.
-Medio vaso de agua temperatura ambiente.
-Una cucharada de miel. Néctar de Agave, melaza u otro endulzante para vegan@s. 
-1/3 de cucharadita de canela en polvo.
-Dos pizcas de cúrcuma.
-Un pizco de sal marina.


Para el Lassi salado:

-Un pedacito de hoja fresca de Aloe vera.
-Medio vaso de yogur natural no azucarado y a ser posible biológico y hecho en casa. Para vegan@s se puede usar yogur de soja.
-Medio vaso de agua temperatura ambiente.
-Dos pizcas de comino en polvo.
-Una pizca de jengibre fresco o seco.
-Una pizca de sal marina.

Procedimiento:

A veces puedes encontrar el zumo de Aloe vera comercializado en muchas versiones pero lo ideal y recomendable para esta receta es que uses la hoja fresca de la planta. Si el clima lo permite y tienes un espacio en el jardín de casa, te recomiendo tener un par de plantas de Aloe. Tendrás que esperar hasta que la planta tenga tres años para poder usarla, pero la espera merece la pena.
Acércate a la planta de Aloe vera: mírala, reconócela y sonríele. Agradece al espíritu de la planta por esa hoja (casi un miembro) que vas a recibir y que te va a proporcionar tantas cosas buenas para tu cuerpo. Este es un proceso muy importante y no se debe saltar, pues de alguna manera prepara nuestro cuerpo para recibir la energía de la planta en el organismo…y en el alma.
Localiza una hoja sana de la parte más baja de la base de la planta y desliza con atención y delicadeza un cuchillo afilado. Con un corte limpio y cerca de donde la hoja se une al tallo, separa la hoja y ¡AGRADECE!, pues ayudarás a la planta a sanar más rápidamente.
Cuando cortas la hoja empezará a salir savia con un olor fuerte y amargo. Es recomendable dejar la hoja reposar en un recipiente con el corte hacia abajo por unas horas de modo que el jugo cae y se deposita en el fondo del vaso. Pasadas unas horas ya puedes utilizar la hoja, corta el trozo que necesites y conserva el resto. Se conserva bien también fuera del frigorífico por algunos días.






Pela el trocito de hoja de Aloe intentando quedarte con la carne transparente en una sola pieza, lávala debajo del grifo por unos minutos hasta que desaparezca la mucosidad superficial casi por completo.







Combina el Aloe con el resto de los ingredientes y bate a velocidad 1 por medio minuto, después pasa a velocidad 2 o 3 por unos segundos…vuelve a bajar a 1 y…listo!!
A DISFRUTAR y a CELEBRAR!!









*Para saber más acerca de los doshas.

** Para saber más sobre Aloe vera, visita una de mis páginas preferidas.